martes, 4 de septiembre de 2007

Bye Bye Dinosáuricos




México. Miró hacia arriba, atraído por el rugido del cielo. Una enorme bola roja prendida fuego se deslizaba a gran velocidad, volando sobre el horizonte, a unos escasos kilómetros de distancia. Poco después, el impacto, el temblor inmediato en la tierra y el miedo en el cuerpo. El gigante se tambaleó y cayó sobre un árbol. Era el principio del fin.

Cuando el día desapareció, nadie entre los dinosaurios entendió nada. Vagaron en estado de shock por la selva, ahora teñida de oscuridad. Miles de ellos, los supervivientes, perdieron el sentido horario y vivieron en confusión, durmiendo siestas entrecortadas, siempre alertas para no ser devorados en la noche eterna.

Sí, la naturaleza fue cruel con la especie. Un meteorito, con un universo infinito para elegir, vino a impactar en la tierra, y cerró la etapa dinosáurica. ¿Acaso los dinosaurios se habían portado mal? Eso no importa porque no podían distinguir entre bien y mal, ellos vivían tranquilamente guiados por el instinto. En la biblia nunca hablan de esto, pero yo siempre me pregunté acerca de un hecho tan importante para nosotros. Estoy convencido de que los humanos no podríamos convivir con la especie dinosáurica.

Ahora, voy a imaginarme cosas. El tan famoso meteorito destructor nunca cae, por lo tanto tengo que concluir que los dinosaurios siguen vivos. Se reproducen, y corretean por el mundo en paz -bueno, algunos eran tan grandes que sólo podían caminar-. Es más, dominan el mundo. Incluso había algo que hoy no hay: un depredador en el cielo, los terodáctilos asesinos. Hace un tiempo mi hermano me dijo al pasar -y con razón- que existen tigres, víboras, tiburones y orcas mortales, pero no hay una gaviota o un águila gigante que nos pueda quitar la vida.

La cuestión es: ¿alguno de ustedes se imagina a la especie humana naciendo y desarrollándose en medio de un mundo dinosáurico? Yo no. Me imagino un caos terrible: hombres devorados por dinosaurios Rex, bebés raptados por terodáctilos, entre otras horribles imágenes. De verdad que tendríamos que haber luchado por sobrevivir en tal escenario.

Pero no. El meteorito sí cayó, hizo un enorme agüjero en la Península de Yucatán y las flores no brillaron nunca más para los indefensos dinosaurios. Y 65 millones de años después, acá estamos los humanos. La única especie que puede pensar, los únicos que podemos crear reglas del bien y mal. Los únicos que, desde el 6 de agosto de 1945, demostramos que podemos destruirnos a nosotros mismos, sin la ayuda intergaláctica de ninguna roca voladora.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

muy buenos tus cuentos, todavia no los lei todos, lei unos cuantos, esta bueno como escribis y la idea de fondo del cuento siempre esta buena, despues hablamos

pUbLiFrEaK dijo...

Es increible como de los dinosáurios llegás a la bomba nuclear. Tenés razón, somos la única especie que se destruye conscientemente.

Salú!

P.D.: No sé si va con la s ó sin la s conscientemente.

Lebowski dijo...

Qué final salado. No me lo veia venir. Yo creo que denota autocrítica el tener bombas semejantes. Un buen día podemos decir: Pa, somos una mierda. Y nos volamos, y listo. Turno para otra especie.

Anónimo dijo...

qué especie viene después de nosotros? alguien se imagina algo? un mundo de gremlins capaz

Minerva dijo...

En la Biblia dice que algún día nos tocará a nosotros. Recomiendo Apocalipsis, es de los mejores libros de la Biblia.