martes, 11 de marzo de 2008

P a l m e r a s

Caminó por el borde de la isla, sus piernas trazando extraños y perfectos círculos de energía en el aire, como ruedas que giran incansablemente.
No había nadie en la orilla. Él no tenía casi ropa y llevaba un palo que hacía de bastón.
Sin decir nada, con los ojos apenas abiertos, giró y se escurrió entre las palmeras.
Las palmeras hicieron música con el viento de la tarde y fue feliz. Feliz como todos los días.

lunes, 3 de marzo de 2008

El diablo en su disfraz


Con el ritmo preciso de las luces, el extraño ser camina con rumbo desconocido. Cubierto en ropas oscuras, es la clase de persona que nunca atrae miradas. Y todos los autos pasan a velocidades altísimas a su lado, pero el sombrero tejano nunca se cae. De su rostro no puedo hablar porque nadie lo vio. Él camina porque siempre va a llegar a donde quiere.

Frena, desenfunda la guitarra y comienza a tocar. Poco a poco la melodía llena el vacío del espacio y flota con una fuerza insólita hacia la ciudad más cercana. Continúa en trance, la canción es el batir de un reloj y corta el ruido de la ciudad. No parece extinguirse. Todos la escuchan aunque les parezca mejor mentir y hacerse pasar por sordos.

Desde la costa de California hasta New York City la canción no va a parar. Conquista las emisoras radiales y cada rincón del país cae a sus pies, como una víctima adormecida y dispuesta al sacrificio. Se pierde la conciencia, la música es agradable, casi perfecta. Éste hombre es el diablo en su disfraz, ustedes tienen que creer, yo no puedo mentir.

Llega una chica ambiciosa y le dice: "Yo te conozco, tengo muy claro quién sos". Ella está hipnotizada, cree que todo es un gran sueño dulce. Siente deseos de dar unas vueltas y aparece una estupenda limousina roja. Sube, saluda y se va con una sonrisa. No volverá a ser la misma jamás. El diablo, sin dejar de tocar las cuerdas, canta suavecito: A vos te sorprendería los amigos que podes comprar con unas monedas.

Esos fueron los días en que el diablo tomó el gusto por tocar la guitarra. Y se decía a él mismo: El tiempo no es un límite. Sólo quiero la guitarra para hacer mi trabajo. Quiero tenerla sobre mí, sostenerla, y mover mis dedos así..., sobre su cuerpo.

Creo que con los años él aprendió algunos trucos, es cada día más hábil. Y yo más débil frente a su música, pero le llevo la ventaja a muchos, porque al menos reconozco que existe. Todos ustedes, malditos sordos, ¿acaso no pueden escucharlo? Cada minuto, cada segundo, susurrando bajo en el oído de la ciudad.

-------acciónreacción--------

Quien más da, más recibe. El problema es darle a alguien que no entiende porqué le estás dando ni para qué. En este caso uno no recibe nada, o lo que es peor, se obtiene indiferencia.





Con la energía no se juega, si uno le da un puñetazo a la pared, la pared reacciona. Es algo cósmico, incuestionable. Y así con todas las cosas.






La lucha personal por conocernos, por sobrevivir, es una tarea que lleva a un egoísmo necesario.






Es fácil aparentar ser un tonto, un idiota sin cerebro.






Cuando un sueño se cumple, es necesario recrearlo inumerables veces en el cerebro, para escapar a la fantasía que habíamos generado previamente.







El olfato es la herramienta más poderosa de la memoria, un simple olor alcanza para lograr la teletransportación inmediata a otro tiempo y a otro lugar.


Cuando decimos sufrir por alguien, siempre estamos sufriendo, antes que nadie, por nosotros mismos.