miércoles, 10 de septiembre de 2008

Todos goleandooo

Uno compra la entrada. Se ilusiona. Se informa de todo pormenor acerca del trascendental cruce con el elenco ecuatoriano. Cómo está la salud de cada jugador, quien va de titu, o donde esta "El facha" Carini. Recuerda los pocos momentos de alegría que nos regaló alguna vez la Celeste -este proceso es más bien un olvido selectivo de la dosis enorme de sufrimentos que hubo y habrán por vivir-.



Uno entra al estadio, de un lado la barra de Peñarol, del otro, la de Nacional. Los cantos surgen de una tribuna y la masa copia tímidamente. Se espera con ansia el primer gol, ese que libera los nervios y permite empezar la fiesta -si señores, la fiesta del "Soy celeste, etc"-. No llega. Pasan los minutos. Se pueden apreciar los mismos jugadores que en la tele hacen goles todos los fines de semana en el mundo, pero acá es otro tema. Cuando hay que patear un centro, le pegamos a la tierra, y cuando ponemos a un jugador de dos metros -"Ole, ole, ole, ole, Locooo, Locooo"-, le hacemos centros a las hormigas.



Los hinchas amarillos cantan su clásica canción de que se puede ganar, para dar ánimo a las once topadoras que vinieron a defenderse. Un compatriota les grita fuerte: "Lo que no pueden hacer es ir a la playa". Al tiempo que un señor lo corrige, explicándole que sólo Paraguay y Bolivia no tienen acceso al mar. Ante tal despliegue de conocimientos geográficos uno se conmociona, y llega al elixir de la risa.



Entretiempo. Digale sí, todos los repuestos, más baratos...



Ponemos huevo. Ellos se cierran atras, vienen a rescatar el puntito. No podemos entrar, es imposible. Un tímido ataque en contra congela el aliento. Miedo.., uffff, ya está, la tiene nuestro golero. Aplausos. Veo a Carini en el banco, sentadito y con una campera tapandole el friíto de las piernas. Me tranquilizo con la imagen, no sea que pesque un resfriado.



Si ganamos quedamos terceros, nos aliviamos un poco. Pero no vamos a ganar. El inexistente tablero electrónico del estadio marcaría el resultado más amargo, un cero a cero enorme. Unos silbidos cálidos y reconfortantes despiden a los jugadores, mientras un grupo de orientales le arroja piedras e insultos a los simpatizantes ecuatorianos que se abrazan alocados-"Si se puede, si se puede, etc"-.



La gente vuelve al hogar con la esperanza ahogada. Se escucha un "...igual, como ganamos en Colombia perder estos puntos no es tan malo. Ganamos 4 de 6". Asi piensa un uruguayo promedio. Pero después de todo es nuestra forma de ser, nacidos para sufrir hasta el final, qué sería de nosotros sin esa cuota matemática que tanto nos gusta. Necesitamos la calculadora, unos hielos para calmar los ojos dolidos y alguien a quien comerle el oido con los disparates que se viven en el Centenario. Perdón, de verdad.

2 comentarios:

tapioca boy dijo...

Te perdono.
pero te aviso que ya estaba, poco a poco, borrando esto de mi conciente. Hoy voy a tener que beber más de la cuenta.
Muy bueno mala gente.

Anónimo dijo...

Esta buenisimo esto de que diversifiques los temas, tus enfoques son muy disfrutables... a pesar de que la celeste no haya superado la consabida mediocridad.
Y no asumas responsabilidad si tapioca boy decide beber mas de la cuenta, ese es su problema...